lunes, 26 de agosto de 2013

En la vida todo no es de color de rosa.

Hay cosas que duelen, como por ejemplo cuando te peleas con tus padres sabiendo que es por tu culpa y te das asco a ti mismo.
Hay cosas que duelen, como por ejemplo perder a un ser querido.
Hay cosas que duelen, como por ejemplo saber que cada día que pasa es uno menos que te queda por vivir.
Hay cosas que duelen, como por ejemplo ver a la gente autodestruirse sin un motivo aparente.

Pero puedo jurar que hay una cosa que duele más que todas las anteriores.
Hablo de cuando intentas ser feliz: comienzas a tomar decisiones y a todos les parece que tu forma de ser es genial. Sí. Y sientes esa adrenalina que hacía tiempo que no corría por tus venas. Pero ahora fíjate, cuando estás en el mayor estado de felicidad viene esa persona especial y te dice que ya no te apoya, que no te reconoce y que no eres la misma persona que antes. Él deja de lado cosas que sabe que te harán daño, aunque hay otras que no se calla. Pero aunque pase de ti, sentirás todo lo que te dirá, pues lo conoces lo suficiente para que no hagan falta las palabras.
No sé si alguna vez lo habéis experimentado, pero yo lo estoy haciendo ahora mismo. Y aunque cueste de cree, esto que os he contado es simplemente, la realidad.

miércoles, 21 de agosto de 2013

Sin título.

Ahoguémonos por eso al que llamamos humanidad
que nadie crea que todo es por codicia,
que todo lo hacemos por lealtad
aunque sólo nos importe nuestra vida.

Vivamos por aquellos que nos vieron crecer
que nadie crea que somos infelices
que no tenemos nada que perder
aunque sólo queramos comer perdices.

Luchemos por un mundo en el que podamos vivir
que nadie crea que es posible
que todo se puede intentar y así,
todos seremos felices.

sábado, 17 de agosto de 2013

Querida mamá,

si estoy aquí es porque tú y papá lo quisisteis, tú me has dado la vida, me cuidaste desde aquel mediodía en el que nací en el Hospital.
Te quiero regalar algo que no se puede envolver ni guardar en un armario: mi amor y esos momentos especiales que he vivido contigo.

Naciste y creciste con tus dos hermanos y al tercero os mudásteis a esta ciudad que me ha visto crecer, doy gracias a la abuela por haber escogido esta ciudad alegre y agradable, de lo contrario no habrías conocido a papá y aunque estéis separados, me alegro de que lo hicieráis, sino no tendría a mi hermano ni a mi hermanita.

Cuando empezaste a trabajar y papá ya no vivía con nosotras, mi hermana y yo nos dimos cuenta de que teníamos que ser independientes, tal vez fue a una edad temprana, pero lo hicimos e intentamos ser como tú, una mujer luchadora, carismática y libre, sin la dependencia de nadie.

Sólo quería decirte que si algún día te olvidas del significado de la vida, mira a tu alrededor y verás esa gente que lucha por ti y te quiere.

Te quiere,
tu hija.

Pasamos todo el curso deseando que llegue el verano para poder descansar y deshacernos de todo ese estrés innecesario, deberes, exámenes, profesores odiosos y compañeros pesados, pero a estas alturas de las vacaciones, ¿quién no desea volver a la rutina?

Durante las clases soñamos con un verano de película; viajar a lugares exóticos, ir a la playa con tus amigos, tener un romance fugaz, noches mirando las estrellas... Pero nada de eso ocurrirá.
Te levantarás a las doce, harás el vago, comerás, harás la siesta hasta las ocho de la tarde, te quedarás en el móvil hasta las tres de la madrugada para volver a despertarte a las doce. Tal vez algún día irás a la piscina, raramente irás a la playa. Y cuando queden cinco semanas para volver, echarás de menos la rutina. El despertarte pronto, peinarte como sea, vestirte con lo primero que cojas e ir al instituto.

En verano dirás que soportas mejor en invierno y en invierno dirás que soportas mejor el verano, cuando te tires a la piscina te quejarás de lo fría que está y cuando te escondas bajo dos edredones te quitarás el pijama de franela porque tendrás calor.
Al igual que odiarás la arena de la playa pero siempre tendrás ganas de ir.

El humano está hecho así de estúpido, tener siempre algo de lo que quejarse, para poderse escaquear de ello o simplemente poner morritos de enfado.

¿Y por qué no cambiar eso? ¿Por qué no disfrutar del verano porque durante los nueve meses siguientes estaremos sentados durante horas?
¿Por qué no nos quitamos las camisetas y nos tiramos a la piscina? ¿Por qué no taparnos con miles de mantas cuando haga frío? Hagámoslo, no perdamos ni un segundo, si estamos aquí es para hacer algo y precisamente no es sufrir.

sábado, 10 de agosto de 2013

.

Sigo buscando aquel lugar que una vez soñé.

Un paraíso perdido y desconocido ante cualquier destructiva mente humana.

Lejos de las huellas de aquel viejo explorador que dice haber respirado el aroma de cualquier rincón del mundo se alzan las naturales puertas de aquel paraje.

Dos viejos árboles se enrollan como enamorados y dan paso a cualquier alma animal que decida entrar.

Matorrales y plantas frutales extrañas, cuyos colores vivos harían que cualquier persona que contemplase tal belleza fuera feliz.

Y allí mismo, en medio de todos esos robles gigantescos, se encuentra ese lago de aguas cristalinas, simpáticas, que dejan bañarse a cualquier rayo de sol que quiera atravesarlas.

Un paraíso que nunca nadie disfrutará.

Un paraíso escondido en mi imaginación que deseo poder encontrar alguna vez.

domingo, 4 de agosto de 2013

Deirdre.

Pelirroja como el pelaje de un zorro expuesto al cielo de un atardecer y pálida como la frondosa nieve que nadie espera.
Una chata nariz con una pequeña galaxia de pecas.
Con ojos castaños que han visto los paisajes más bellos de toda Irlanda.
Bajita y delgada.
Deirdre viste como si cada día fuera una cálida pero húmeda tarde de primavera, faldas y vestidos de seda, camisas estampadas con botones.

Su corazón es como un jardín, rodeado de la valla más alta que puedas imaginar,
nunca nadie ha conseguido saber cómo está realmente,
nunca nadie la ha hecho sonreír,
nunca nadie la ha enamorado,
aunque ella sí lo haya hecho.