sábado, 26 de octubre de 2013

¿Eres feliz?

Hoy me han preguntado que si soy feliz, mi respuesta, obviamente, ha sido que no.
La felicidad es un término muy extenso y cada persona toma el significado de una manera, para algunos la felicidad es tener amigos, salud, dinero, para otros lo es el amor o estar bien contigo mismo.
No sé qué es la felicidad a ciencia cierta porque nunca la he sentido. Tal vez cuando eres pequeño, cuando no sabíamos sobre la pérdida o la soledad, es decir, cuando éramos ignorantes (en su medida, quiero decir, ya que algunos lo seguimos siendo, de alguna manera). Entonces éramos felices, pero hace demasiado tiempo de eso para acordarte.
Algunos confundís el "estar contento" con el ser feliz.
Y ahí es donde quiero llegar, yo he llegado a estar muy contenta, contentísima, pero nunca he sido feliz.

Hoy en día, se confunden muchas cosas. Me explico mejor, puedes decir que estás enamorado, cuando en realidad sólo te sientes atraído por una persona, que sufres depresión y sólo estás triste porque te ha dejado el novio. Y no sé, creo que aquí falla algo.

jueves, 17 de octubre de 2013

Querida amiga,

   no sé qué ha pasado entre nosotras, qué es lo que ha hecho que nos distanciemos, tal vez fueron esos abrazos que no nos dimos cuando más lo necesitábamos o quién sabe, a lo mejor fue el verano.
Ya no sé qué locuras te pasan por la cabeza.
No sé tu canción favorita, ni esa película que tanto te hace llorar.
No sé si prefieres el perdón o el olvido, si te gusta más el café solo que con leche, los amaneceres o los atardeceres, no sé si prefieres las mañanas de los lunes a las noches de los domingos, si cierras los ojos cuando te duele la tripa, si cuando cortas con tijeras sacas la lengua fuera, no lo sé.
      Decíamos que seríamos mejores amigas para siempre, viviríamos juntas o algo así. Sí, como en las películas. Pero supongo que lo nuestro fue más un cortometraje.
      Y es de madrugada, miro al techo intentando que las lágrimas no empiecen a descender por mis mejillas y no dejo de pensar en esas sonrisas falsas que no me pertenecían, esas conversaciones tan profundas hasta las tantas de la noche que tanto me hacían reflexionar, esos juegos de entre clase y clase o de cuando faltaba un profesor, ¿y qué ha ocurrido con todo eso? Hasta hace unas semanas me decías que tenía que ser fuerte, que no estaba sola. Que eras mi hermana. No sé si nos habremos cansado la una de la otra, que tantos momentos con una persona se hace raro de creer, ¿no? Pero la mayoría de mis pocos recuerdos felices son contigo.
      Que, por no saber, no sé ni qué día empecé a morirme por dentro por culpa de tu ausencia.

martes, 15 de octubre de 2013

«siempre»

Me da igual que no sean perfectas, que tengan defectos. No me importaría que llorasen delante mía y que tuviese que pasarme la noche en vela consolándolas.
Pido que me griten cuando estén enfadadas con el mundo, que duerman en mi cama cada vez que vengan a mi casa, hacerlas reír aunque por dentro esté hecha polvo. Pido pasar una tarde entera con ellas mientras me explican sus problemas en vez de estudiar.
Sólo quiero una cosa a cambio, que estén conmigo.
Haré que no vayan por el mal camino, que estén contentas todos los segundos de sus vidas y me encargaré de que lo demuestren siempre que puedan y cuando no, yo estaré ahí, las abrazaré y, aunque tenga mis problemas, estaré callada y escucharé los suyos.
Prometo que haré alguna cosa divertida cada vez que nos veamos y que me escaparé de todos los lugares sólo para estar con ellas.

Pero por favor, que estén siempre a mi lado.

jueves, 10 de octubre de 2013

Para perder todo.

Te preguntan que si estás bien, y joder, no hace falta ser superdotado para verlo, se te nota en la mirada, en esas ojeras de haber llorado durante todas las noches desde que recuerdas, ese pelo enredado por dormir mal, en esas heridas mal cicatrizadas que se asoman por debajo de las braguitas pidiendo ayuda, a resumidas cuentas, en todo.
Pero aún así, te preguntan si estás bien.

Te preguntan que por qué no estás bien y no se dan cuenta de que es por culpa de ellos, que te hablan mal, te gritan, te arrancan el corazón y empiezan a jugar a dar toques con él.

Luego dicen que no debes hacerte daño, que es una tontería y no se dan cuenta que eso es como coger a un paralítico y decirle que empiece a correr o gritar al mar que se evapore.

Pero todos tenemos una vida de mierda. Por eso callamos y no decimos lo que sentimos a los demás, por eso todos nos morimos poco a poco y dejamos que la tristeza nos coma por dentro.

lunes, 7 de octubre de 2013

"¿Y si ahora...?"

De eso que estás en matemáticas decepcionada por la nota que has sacado y empiezas a pensar sobre lo que ocurriría si murieses. Si fuese un suicidio sería un 'boom', porque todos empezarían a pensar el por qué, estaría en boca de todos. El tema de moda.
El primer día se "celebraría" el entierro en el cementerio de mi ciudad, asistiría mi familia tanto materna como paterna y la de sus parejas (qué hija de puta sería, juntando a los familiares que están enfadados), tal vez irían los pocos amigos que tengo (aunque seguramente no, ya que les daría mal rollo), tal vez algún compañero que me tenía afecto, alguna falsa que decía ser mi amiga del alma, no sé.
Después están los días de duelo, que mi hermana, claro está, me agradecería esa semana sin asistir a clase.
Mi padre tal vez caería en depresión, ya que, aunque lo esconda y sin decirlo egocéntricamente, creo que soy la hija a la que más quiere (su primera hija y encima clon suyo), aunque le ocurriría lo mismo si se muriera cualquier otro de sus hijos.
Mi madre pasaría la temporada "he perdido a una hija adolescente", pero de ahí no más.
Y los demás... Los demás no se darían cuenta de mi ausencia pasadas dos semanas como máximo.

Así que he llegado a la conclusión que mejor no morirme, así doy por culo unos años más.
Y que, finamente dicho, se jodan.

domingo, 6 de octubre de 2013

Despierta.

Notaba que a cada kilómetro que avanzaba el automóvil reducía su velocidad, entonces tomó una curva y frenó en seco en algún lugar, imaginé que en la cuneta o en algún pequeño descampado. Escuché el sonido de las llaves girar hasta dejar de oír aquel rugido que me traía tanto dolor de cabeza, el del motor.
La puerta del conductor se abrió, oí el roce de las botas de aquel hombre contra la grava que cubría aquella superficie. Cinco segundos. Mi puerta se abrió. Dos segundos. Noté una fría caricia en el exterior de mi muslo izquierdo. Estaba desabrochándome el cinturón. Mi visión se reducía a cero, la banda negra seguía tapando mis ojos. Intenté sacar la lengua de la boca para mojar mis labios cortados, no recordaba que los tuviera cubiertos de esparadrapo. Entonces los fuertes brazos de aquel hombre me cogieron por la cintura. Me esforcé por pedir ayuda, quería gritar, pero lo único que conseguí fue rasgarme la garganta, intento fallido. Él se percató de mis intenciones ya que noté su aliento en mi oído susurrándome tan bajo que me costó entender lo que decía:
–No tengas miedo de nada, esto sólo es un sueño. De aquí cinco segundos abrirás los ojos y te encontrarás en el lugar más seguro del mundo: tu cama y te olvidarás de este sueño. Te olvidarás de mí. Pero antes de nada –sus labios rozaron mi mejilla y me quitó la banda, me costó acostumbrarme a la luz del día, pero cuando por fin vi con claridad si rostro lo comprendí todo– que sepas que tu abuelo te quiere.
Entonces desperté y puedo jurar que nunca me he olvidado de él.

Cobarde.

Y me he dado cuenta de que ya no puedo más. Sí puedes. Me gustaría desaparecer y ver como al paso del tiempo me olvidáis.Que seáis felices sin mí.
Una vida siempre acaba, pronto o más tarde, pero acaba y yo quiero acabar ahora la mía. No quieres.
Ya no me quedan más lágrimas que derramar. Ya no me quedan más suspiros. No me queda nada.
Algún día os daréis cuenta de que fue una tontería llorar por mí, por una cobarde mentirosa llorica, que tras su sonrisa habían miles de cortes en su interior. O puede que no, puede que sigáis llorando hasta que no podáis más, hasta que os encontréis en la misma situación en la que me encuentro yo ahora. Entonces os daréis cuenta.
Tal vez esto se quede aquí, realmente nadie sabe qué sucederá después de desahogarse. Y eso estoy haciendo yo ahora. Lucha.
Tengo frío a pesar de rozar los 32 grados, pero este frío se encuentra en mis entrañas. Y no lo puedo calmar. Deseo con todas mis fuerzas arrancarlo. El frío mata a personas. Y me está matando a mí. Date cuenta de que te está dando la fuerza necesaria para vivir, vivir por orgullo.
Me queda mucho por delante, muchas cosas por las que luchar y por las que vivir, pero no puedo, soy una cobarde que piensa en sí misma, que dice que tiene la culpa, pero es mentira, la tiene el miedo. Miedo al rechazo, a la soledad. Y por tener miedo me estoy quedando en la nada.
Me rindo, quiero dejar esta guerra a medias, estoy demasiado herida para continuar. ¿Y cuando las heridas hayan sanado?
Vive. Una llama nace en mi interior. Pero el frío se está apoderando de ella. La está matando. Acaba con tu vida ya. Debes hacerlo. Tú puedes. No, no puedes. Escapa de esta tortura.
No lo hagas.