sábado, 10 de agosto de 2013

.

Sigo buscando aquel lugar que una vez soñé.

Un paraíso perdido y desconocido ante cualquier destructiva mente humana.

Lejos de las huellas de aquel viejo explorador que dice haber respirado el aroma de cualquier rincón del mundo se alzan las naturales puertas de aquel paraje.

Dos viejos árboles se enrollan como enamorados y dan paso a cualquier alma animal que decida entrar.

Matorrales y plantas frutales extrañas, cuyos colores vivos harían que cualquier persona que contemplase tal belleza fuera feliz.

Y allí mismo, en medio de todos esos robles gigantescos, se encuentra ese lago de aguas cristalinas, simpáticas, que dejan bañarse a cualquier rayo de sol que quiera atravesarlas.

Un paraíso que nunca nadie disfrutará.

Un paraíso escondido en mi imaginación que deseo poder encontrar alguna vez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario